Hay momentos que parecen ser una vida resumida, a veces un pequeño
instante, en el último segundo de la existencia del sueño ocurren. A veces son
placenteros, otras sentimos una pesadilla que nos consume paso a paso y nos
recorre la garganta al degollar las ilusiones y paralizarnos. Tal vez hoy no es
el caso, hoy es un simple destello de luz entre las sombras, ese pequeño fulgor
que jamás abandona y hoy cuenta una historia, una más de tantos viajes
oníricos:
“Todo empezó cuando yo estaba a un lugar parecido a un centro comercial,
todo aparentemente normal, rutinario, parece ser que lo distingo, pero no del
todo, sé que mi mente me juega trucos para hacerme creer lo que en realidad no
es y me deja con la duda del ser o no ser. Ahí de pronto me piden que busque a
alguien que ni conozco y luego suena mi teléfono, curiosamente siempre ha sido
mi primer celular, ése dispositivo de antaño que recibe llamadas y apenas es
capaz de enviar un sms, y lo único que recuerdo es que tenía que ir a mi casa.
Ya a punto de llegar en el jardín comunitario me emboscaron unos tipos, ellos
tenían espadas y yo me les enfrente sin arma alguna no sé si por un acto
deliberado de valentía o por la falta del súper poder del sentido común… de
alguna forma logré vencerlos sin distinguir si fue habilidad o suerte, y justo
después un manto de sombras me cubre por un instante y aparezco en frente de un
castillo ancestral pero completamente extraño más allá de lo que las palabras
puedan relatar puesto que todas lo dejan corto.
Siempre es un buen momento para que me ocurra escalarlo, ya en la cima
había tres piedras redondas, una gris, una rojo-anaranjada y una azul me
acerqué para tocarlas, pero se alzaron y se unieron para formar una luz blanca
amarillenta… ¡Era justo lo que estaba buscando! Ya estaba en camino a seguir
pero ésta tomó forma como de una silueta de una mujer y comenzó a correr, yo
también corría, nos acercábamos peligrosamente a un acantilado y con gracia se lanza al vacío, empezó a volar,
yo me lancé y por unos instantes caía pero también logré volar, lo curioso era
que ella tenía alas y yo no. La seguí hasta el claro de un bosque esquivando
árboles y ramas y para cuando aterricé, ella ya no estaba. “bueno, por lo menos
éste es un lugar tranquilo” pensé, o eso creí pensar y de pronto agaché mi
mirada hacía mí y vi que dentro de mi había un brillo, oscuridad que comenzó a
brillar de forma tenebrosa, color negro, para tornarse en una blanca-plateada,
que emana de mí, como un nuevo orbe y al salir se une con la silueta que yo
perseguía, quién estaba oculta entre la espesura del bosque, al otro extremo
del claro.
Ahí surge una transformación deslumbrante, se torna por completo en un
ser material, completamente humana, indistinguible para mi, tanto por la luz
como por la distancia. Caminamos al centro del claro, yo parezco correr
desesperadamente sin moverme, mientras que ella al caminar parece incluso
flotar. Ella está en el centro esperándome, comienza a hablar con una voz que
resuena dentro de mí, incluso siento como un pulso eléctrico que fluye desde mi
columna atraviesa mi cuello, se concentra en mi nuca y explota inundándome la
cabeza con un nuevo fluyo cual fuerte río atraviesa cada uno de mis
pensamientos, los remueve, intenta controlarme y termina explotando dentro de
la parte más indescriptible de mis pensamientos, una combinación del
pensamiento con la realidad… Sigo con el eco de su voz, y cada vez la tengo más
cerca, tengo ese presentimiento de que es muy familiar, ¿es alguien que
conozco? O, ¿que debería conocer? Ya casi no entiendo lo que dice, pierdo su
voz, los recuerdos se nublan, esa electricidad dentro de mí se va, dejando un surco,
un vacío ahora inerte; vuelve un resplandor y un sonido se acerca… BEEP! BEEP!
BEEP!”
Me desperté
sin saber nada más… y me pregunto si ¿fue sólo un sueño o un fragmento de otra
realidad?
Hasta nuestro próximo encuentro dimensional
Beto el Draco_Phoenix
Siempre hay un fulgor de luz entre las sombras