Desde el inicio de la humanidad el hombre ha deseado
controlar el clima para infligir temor a sus enemigos. Dichos poderes
exclusivos de los dioses son una realidad hoy en día. Experimentos con nubes,
rayos dirigidos a distancia, terremotos y ciclones son las nuevas armas
silenciosas con la que es atacada la humanidad.
El precursor de estos estudios fue Nicola Tesla, quien
experimentó con bobinas eléctricas para desarrollar la corriente alterna y
propuso usar ondas de extrema baja frecuencia o ELF para controlar el clima.
Estas ondas al ser apuntadas a la Ionósfera la alterarían hasta calentarla,
empujando esa región en dirección al espacio, formando una cúpula. Las capas
inferiores de la atmósfera subirían para llenar esa cúpula, lo que alteraría la
presión y condiciones climáticas en esa zona, ya que desviaría el flujo de
presión provocando presiones más fuertes alrededor de esa zona desviando el
flujo de aire y agua alrededor de todo el mundo.
La Unión Soviética fue la primera en implementar este
sistema en ataques contra Estados Unidos en 1976. Al detectar las señales de
baja frecuencia, los militares estadounidenses la llamaron la señal del pájaro
carpintero ruso. Además que podía modificar el cima, fue usado como sistema de
súper radar para detectar misiles lanzados desde EU hacia la URSS.
Mientras tanto, en California se experimentaba con nubes
creando sequías e inundaciones.
El HAARP (Proyecto de Investigación Aural Activa) está
ubicado en Alaska y es un proyecto de la Fuerza Aérea, la Marina y varias
Instituciones Académicas. Es un conjunto de 182 antenas que funcionan como una
sola antena. Lanzan ondas ELF de extrema baja frecuencia a un punto dirigido en
la Ionósfera a 3.6 millones de Watts (el poder de miles de estaciones de radio
juntas con un alcance de 145 kilómetros de altura). Estados Unidos cuenta con
tres conjuntos de antenas (2 en Alaska y uno en Puerto Rico), Rusia posee el suyo y la Unión Europea posee
otro.
Las ondas ELF también pueden ser usadas para buscar petróleo
y gas o para causar terremotos, ya que las ondas activan la energía potencial
de las placas tectónicas.
Muchos hemos observado estelas de nubes que pensaríamos que
son combustible de aviones o jets militares, pero estas formaciones nubosas
llegan a durar varias horas o incluso un día. En realidad son químicos. Los
aviones de la fuerza aérea estadounidense que los esparcen obligan a los vuelos
comerciales que se atraviesen en su camino a desviar su ruta. Al rociar óxidos
metálicos sobre suelo enemigo y luego dirigir las ondas ELF del HAARP para
calentar la Ionósfera, esto eleva la temperatura de esa área a 38 C° evitando
la formación de nubes a su alrededor, lo que propicia que las ondas del HAARP
reboten en la atmósfera y ataquen a cualquier punto de la Tierra. Estas
partículas químicas esparcidas actúan cono secantes de la atmósfera, lo que
induciría sequías.
En EU e Inglaterra se ha experimentado con nubes al arrojar
Ioduro de Plata a las nubes para propiciar lluvias torrenciales 25 veces más
potentes a las que caen normalmente. Este químico obliga a los cristales de
hielo en las nubes a fusionarse para caer en forma de lluvia. Estados Unidos
provocó la “siembra de nubes” en 1966 en la guerra de Vietnam al producir y
aumentar las lluvias monzónicas en un proyecto llamado “Operación Popeye”.
Katrina es el ejemplo más famoso de la utilización del HAARP
como arma al transformar una inofensiva depresión tropical en un huracán
categoría 5 con vientos de hasta 280 km/h que mató a 1,800 personas. Algunas de
las anomalías que se encontraron en los huracanes de 2005 incluido Katrina, fue
que se movían en línea recta y daban giros de 90°, entrando tierra adentro, más
allá de la costa, siendo esto algo
extremadamente inusual para un huracán. Coincidentemente, en 2006, un año después,
ni un solo huracán tocó las costas de EU, al estacionar un domo de alta presión
durante toda la temporada de huracanes y se repitió durante los siguientes 3
años.
El ejército de EU declara que para 2025 estudiarán y
utilizarán armas climatológicas con alto potencial destructivo, negando que se
utilicen o se hayan utilizado hasta ahora.
El objetivo de estas armas es con pocos recursos (armas,
municiones ni soldados) atacar masivamente y de forma enormemente destructiva
al enemigo. Quien controle el clima, podrá controlar el mundo a su antojo.
Fuente: History Channel.
Por: Zeina Ashira
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