Aunque se piensa que era el hombre
sedentario quien había fundado los principios básicos de la numeración, fue
desde la Edad de Piedra que el número se concibió como una idea.
La palabra número proviene del latín numerus, que se define como la expresión
de una cantidad con relación a su unidad. Surgió porque al hombre le preocupaba
la recolección de su alimento, dónde se debía obtener al tiempo que se
desarrolló un lenguaje para la comunicación entre sus congéneres y un arte
creativo que se ve reflejado en las antiguas pinturas rupestres. Existieron
durante la edad antigua varios tipos de números surgieron de las culturas
orientales: babilonia, egipcia, china, india; de las culturas occidentales:
griega y romana; hasta algunos pueblos de Mesoamérica: Maya y azteca.
En la religión el número se asociaba a
fuerzas de carácter mágico y provenientes de la naturaleza. Al ser sedentario
el hombre cambió sus hábitos, su forma de vivir y una vida social que incluyó
necesidades para la convivencia. Al surgir el comercio, era necesario
establecer relaciones numéricas para el trueque de mercancías. Al principio se
contaba con las manos de tal modo que los sistemas de numeración eran en base
cinco y posteriormente con base diez cuando se trataba de contar por grupos.
En las culturas orientales, mencionadas en el inicio, las matemáticas
toman forma y resultan ser básicas para la administración de cosechas, creación
de obras públicas, colecta de impuestos y calendarización, de ahí que el
conocimiento del movimiento de cuerpos y constelaciones celestes fue importante
para medir diferentes eventos del mes y del año.
Al principio los números eran enteros
positivos, en Egipto (2000 a. C.), surgieron los primeros sistemas decimales y
fraccionarios que se usaron hasta la Edad Media. Los números egipcios eran
representados como jeroglíficos con fines pictóricos y los más conocidos eran
de base 10. Fueron descubiertos en el papiro de Moscú, papiro de Rhind y en los
menos importantes de Harris y Rollin. Para la escritura hierática, en la vida
cotidiana, se simbolizaban de manera simple.
Los babilonios superaron al sistema
numérico egipcio y era de tipo sexagesimal. Fueron hallados en Irak a fines del
siglo XIX tras una excavación organizada por la Universidad de Pensilvania, en
la que se halló cerca de 400 tabletas de arcilla que actualmente están
distribuidas en distintos museos alrededor del mundo. Respecto a su contenido
se clasificaron de la siguiente manera:
a)
Tablas
de multiplicar, de recíprocos, cuadrados y cubos, de raíces cuadradas y
cúbicas.
b)
Colecciones
de problemas ordenados de menor a mayor dificultad.
c)
Problemas
con datos numéricos específicos y sus soluciones, dadas por medio de
algoritmos, desarrollados paso por paso.
Los griegos en el siglo V d. C.,
especialmente quienes seguían a Pitágoras, clasificaron a los números al
introducirse los conceptos de cualidad y propiedades propias de cada uno en:
impares, pares, primos, compuestos, perfectos triangulares, cuadrados, pentagonales,
etc. Logrando así el enlace entre la geometría y la aritmética.
La numeración romana se caracterizaba
por seguir un principio aditivo, “ya que sus cifras de valores independientes
unas de otras se yuxtaponían, implicando la suma de los valores
correspondientes”. (Carpinteyro & Sánchez, 2004: 56). Son muy utilizados en
la actualidad en capítulos de libros y documentos, entre otros fines. Surgieron
en el siglo I d. C., parecen ser letras del alfabeto que hoy conocemos, pero en
realidad son formas estilizadas de los grupos que vivían antes de los romanos
en dicha península: los etruscos y tribus ítalas.
La matemática hindú constituyó la base
de los números que actualmente utilizamos, basado en un sistema de
posicionamiento decimal. Aunque también se cree que fue adoptado por los chinos
y pos consiguiente adoptado en la India. Los árabes lo compartieron en Europa
por medio de la obra Al Khuwarizmi. También se adoptó el cero simbólicamente
por primera vez, aunque la cultura babilónica ya la tenía su propio símbolo y
una cultura más aislada en América, conocida como los mayas.
El pueblo Maya destacó en las ramas de
la escultura, arquitectura, la educación, el comercio, las matemáticas y la
astronomía. Por su cuenta encontraron el principio de la posición, seguramente
antes que los indios, y crearon su símbolo del cero, como fue mencionado en el
párrafo anterior. Era en base 20, descubierto en el Código de Dresde y copiado
en el siglo IX, utilizado para la astronomía y la adivinación.
En 1985, Simón Stevin se dio a la
tarea de introducir a occidente las fracciones decimales como parte de un
proyecto de unificación del sistema total de medidas sobre la base decimal.
Finalmente es en 1801 cuando Karl Friedrich Gauss presenta su obra Disquisitiones Arithmeticae en la que se reunía un compendio de obras
sobresalientes de teorías de números predecesores, permitiendo la creación de
la teoría moderna de los números, que hoy en día son el sustento de la
aritmética y demás ramas de las matemáticas.
Para concluir, los números son
básicos, prácticos y necesarios. No hay una sola rama del conocimiento que no
requiera de su auxilio. Los usamos para contar el tiempo y saber en qué época
vivimos, contar nuestro dinero y las cosas que poseemos. Conocer a la gente y
hasta otras culturas. Tan necesarios que los hombres más antiguos sabían que
debían existir. Cabe mencionar que la existencia de los números es una
evidencia de las cualidades propias de
los seres humanos, conocida como la abstracción, que concebimos desde nuestros
primeros años de vida.
Alethea: Rosalba Ramírez
Fuentes de consulta:
Definición.de. (2015). Definición
de números. Consultado el 4 de octubre de 2015. Recuperado de http://definicion.de/numeros/
Carpinteyro, E. &
Sánchez, R. (2004). Álgebra. (pp.47-57). Publicaciones Cultural: México.
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