Cuando uno pone sus dedos de los pies y de las
manos bajo el agua durante mucho tiempo se nos arrugan. Uno cree que es por el
simple hecho de empaparlos, sin embargo, no es así. Si los nervios de las manos
y los pies quedan afectados, ese fenómeno no ocurre. En realidad los glóbulos
de la sangre que están debajo de la piel se encojen gracias al estímulo del
sistema nervioso autónomo. No es que se hinchen, si no que se contraen,
arrugándose.
Este fenómeno nunca fue cuestionado hasta miles de
años después de que el ser humano inventara el baño. La piel arrugada puede
haber ayudado a nuestros antepasados a tomar alimentos resbaladizos o húmedos
como algunas plantas y también a equilibrarse al caminar en terrenos y
superficies traicioneros.
Según Tom Smulders, un especialista Neurobiólogo Evolutivo de la Universidad de
Newcastle, puede que también haya ayudado al uso de herramientas en condiciones
húmedas. Un claro ejemplo son las armas de caza en la lluvia o el uso de
arpones en la pesca. El efecto de estas arrugas es controlado por el sistema
nervioso autónomo, que también rige el ritmo respiratorio y cardiaco.
Smulders leyó un artículo de Mark Changizi
(Director de la Cognición Humana en 2AI Labs en Idaho), en el que se sugería
que las arrugas de los dedos se parecen a las bandas de rodadura de las llantas
de los automóviles o a las redes de drenaje que se forman en las montañas.
Smulders también realizó un estudio con veinte personas que debían mover 45
canicas sumergidas y pesos de pesca de un recipiente a oro. Un grupo de
personas comenzó la actividad con las manos secas y otro con las manos húmedas.
La tarea se llevó entre 90 a 150 segundos. Las personas que comenzaron con las
manos húmedas fueron 15 segundos más rápidas que las personas con las manos
secas. Mientras que cuando se manejó objetos secos, no hubo diferencia alguna
en tiempo, según el estudio publicado en Biology
Letters.
Changizi concluyó que la propiedad de las arrugas
en los dedos probablemente la posean sólo los primates, pero los que muestran
esta propiedad como los seres humanos son los macacos. Es interesante como a partir
de este fenómeno biológico, se haya diseñado las arrugas en la planta de algunos
zapatos para no derraparse en pisos húmedos y durante la lluvia.
El agua fluye a través de estos canales evitando
que uno se resbale al caminar, igualmente en el caso de las llantas de los
automóviles, incluso en las bicicletas. Las llantas que no poseen esta
característica o esos zapatos, no están diseñados para superficies húmedas. Por
eso es muy bueno correr con tenis o
botas impermeables en comparación a zapatos cuando está lloviendo. También
dichas arrugas ayudan a que exista una fricción con la superficie.
La existencia de esta característica o herencia
evolutiva, aunque simple y poco impresionable para muchas personas, es
importante para descubrir si no hemos perdido la sensibilidad en nuestras
manos, también para la aplicación de nuevos inventos o herramientas que imiten
este fenómeno así como para adaptarnos de acuerdo al entorno atmosférico en el
que nos desenvolvamos con manos y pies al descubierto.
Alethea: Rosalba Ramírez
Fuentes de consulta:
Botcharova, M. (2013, 10
de enero). Una apasionante historia: los científicos afirman haber descubierto
por qué las arrugas de la piel en el agua. [A gripping
tale: scientists claim to have discovered why skin wrinkles in water]. Consultado el 27 de julio de 2015. Recuperado
de http://www.theguardian.com/science/2013/jan/09/skin-wrinkle-water-grip
Geo Internacional. (2009)
¿Por qué se arrugan los dedos en el agua? Consultado el 27 de julio de 2015. http://www.mundo-geo.es/ciencia/por-que-se-arrugan-los-dedos-en-el-agua
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