José Guadalupe Posadas hace la
mejor síntesis de la calavera, vistiéndola con ropas elegantes y
afrancesadas finales del siglo XIX. Era
retratada en reuniones de la clase alta como de la baja, podía estar tomando pulque
en un pueblo o en fiestas elegantes. La calavera está muy arraigada a la
cultura prehispánica, como la falda de Coatlicue y el Zomplantli. Con el paso
del tiempo se volvió parte importante de la celebración del Día de Muertos. También
retoma elementos de las postrimerías y las vánitas, del barroco, traídas a
México por los españoles durante la época colonial.
La palabra “Catrina” surge del
término “Catrín” con el que las clases populares llamaban a los hombres
elegantes y bien vestidos de la clase alta, otros términos para nombrarlos eran
“lagartijos, “gomosos” y las “encopetadas”. También fue llamada “calavera
garbancera” ya que los “garbanceros” eran quienes teniendo sangre mexicana
renegaban de su patria y su origen.
Mientras que para muchas culturas
la calavera es sinónimo de terror o solemnidad, en México se muchas veces se juega y bromea con ella
haciéndola partícipe de nuestras festividades”. En México, tanto puede ser
solemne y respetada, como burlona y divertida. Alrededor de ella se hacen las “calaveritas”
que son rimas con dedicatoria a alguien en relación con un encuentro divertido
con la muerte. También están las calaveritas de azúcar que en la frente
tradicionalmente se coloca el nombre de la persona a la que se le va a regalar.
En el lenguaje popular se encuentran muchísimas frases y perífrasis
relacionadas con la muerte como “ya se lo llevó la pelona”, “triste su calavera”, “se lo llevó la patas
de catre”, etc.
La Catrina es una burla a las
clases altas y también es un recordatorio de que seamos ricos o pobres la
muerte llega por igual.
Por: Zeina Ashira