El Zaar es una danza ritual originaria del norte de
África, fusión entre danzas paganas espiritistas africanas con la danza
oriental.
Dentro de las danzas rituales tenemos dos estilos: el del norte de África, denominado afro-árabe que es interpretado exclusivamente por mujeres, y las danzas que derivan de los Sufíes que hoy son parte del folclore egipcio y son realizadas por hombres.
El Islam prohíbe la práctica del Zaar, pero aún se practica en la sociedad del Magreb, donde se aplaca al demonio interno (pero nunca se expulsa por completo) al ritmo de percusiones. La ceremonia es dirigida por y para mujeres, los hombres solo participan tocando las percusiones y realizando ofrendas. Actualmente tiene gran aceptación en Sudán.
Dentro de las danzas rituales tenemos dos estilos: el del norte de África, denominado afro-árabe que es interpretado exclusivamente por mujeres, y las danzas que derivan de los Sufíes que hoy son parte del folclore egipcio y son realizadas por hombres.
El Islam prohíbe la práctica del Zaar, pero aún se practica en la sociedad del Magreb, donde se aplaca al demonio interno (pero nunca se expulsa por completo) al ritmo de percusiones. La ceremonia es dirigida por y para mujeres, los hombres solo participan tocando las percusiones y realizando ofrendas. Actualmente tiene gran aceptación en Sudán.
Se realiza en grupo, el cual se forma de un líder, el
coro de tambores, un paciente (al que se le dirige atención especial) y los
demás participantes. Incluye un altar, incienso y la vestimenta (una túnica
larga de colores sobrios y sin adornos).
Actualmente este ritual ha sido adaptado para presentarse
en escenarios.
Zeina Ashira
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