11/2/12

Fritz Haarmann

   Conocido asesino y psicópata alemán, nacido en 1879 en Hannover y muerto en 1925, conocido también como “el Carnicero de Hannover".

   Durante su infancia fue débil y enfermizo, viviendo muy apegado a su madre hasta casi su adolescencia, padeciendo de una enfermedad mental que no se hizo esperar para mostrarse; en vez de salir a jugar con otros niños, permanecía en casa jugando con muñecas, además tenía un extraño odio irracional contra su padre sin que hubiera razón alguna para ese sentimiento. A los dieciocho años lo acusaron de perversión de menores y luego de que varios psiquiatras lo analizaran lo internaron en un manicomio. Luego de salir del centro psiquiátrico decidió unirse al ejército, en el cual permaneció con buena conducta hasta que regresó a Hannover en el año de 1903.

   Durante los siguientes quince años de haber regresado a su pueblo natal estuvo visitando la cárcel por robo, atentados contra la moral y otros delitos, fue puesto en libertad en 1918.

   Para llevar a cabo sus crímenes, Haarmann fingía ser policía, iba a la estación de trenes en la noche; donde establecía contactos con chicos a quienes nadie reclamaría, como refugiados de guerra, chicos que escaparon de casa y huérfanos; les proponía alojamiento, los llevaba a su casa, los asesinaba y luego vendía los restos como carne de res en el mercado negro. En 1919, conoció a Hans Grans, homosexual como él, con quien se asoció, y fueron cómplices por más de cinco años.

   En mayo de 1924, unos niños encontraron un cráneo humano mientras jugaban a orillas del río Lein, encontrando luego varios otros restos. Alertaron a la policía, quienes examinaron el río, del cual extrajeron más de quinientos huesos humanos en un solo día y que resultaron ser de veintidós cuerpos distintos, todos ellos de adolescentes. Ahora comenzaban a explicarse varias desapariciones que habían estado ocurriendo. El 22 de junio, la policía alemana detuvo a Haarmann, acusado de corrupción de menores, y se registró su casa, donde encontraron varias posesiones de las víctimas.

   Haarmann mantuvo su inocencia hasta el mes de diciembre, cuando dio comienzo el juicio por haber asesinado a más de veinticinco adolescentes. Durante el juicio, declararon más de cien testigos y los jueces se vieron enfrentados al hecho de que prácticamente toda la ciudad pudo haber cometido canibalismo. Fritz Haarmann disfrutó la atención que le ponían y confesó que no asesinó por razones económicas sino por razones sexuales, ya que cuando mataba sentía una especie de orgasmo que lo invitaba a volver a asesinar. Finalmente fue decapitado como condena; antes de morir pidió que en su tumba se escribiera el epitafio "Aquí descansa el Exterminador".

Por Saphira Kailen

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