¿Alguna vez han conocido a una persona que cambia de estado de ánimo de manera inesperada poniéndose deprimida o alegre en extremo sin motivo alguno? La bipolaridad, también conocida como trastorno maniaco depresivo, es una alteración en la mente humana que se caracteriza por causar cambios radicales en el estado de ánimo de las personas. Se considera que una persona es bipolar cuando presenta de manera reiterada al menos dos cambios de estado de ánimo anormales, los cuales pueden contar con un periodo de estabilidad entre ellos. Investigaciones recientes nos dicen que se presenta en aproximadamente el 1% de la población mundial, pero lamentablemente dicha cifra va en aumento por las cantidades extremas de estrés a las que estamos sometidos en nuestra rutina diaria
Pero, ¿cuál es la causa de la bipolaridad y como puede identificarse fácilmente?
La bipolaridad suele ser causada por una impresión muy fuerte en el paciente, un evento traumático o una situación de alto stress en la vida del paciente, sin embargo no es necesario que estos elementos estén presentes para su diagnóstico.
Generalmente, el paciente bipolar oscila entre un estado de ánimo exaltado conocido como “hipomanía” y un estado en el cual su vitalidad disminuye, al que se le llama “depresión”. En la hipomanía, el paciente se encuentra sobre excitado, con muchas ideas corriendo por su mente, más rápido de lo que su cerebro puede procesarlas, provocando confusión en el paciente. Asimismo, genera un sentimiento de invencibilidad, con ideas poco realistas de uno mismo, baja concentración, insomnio, incremento en el interés por socializar, en el deseo sexual y en la agresividad. Los episodios de hipomanía no requieren de hospitalización y suelen tener una duración aproximada de una semana.
Por otro lado, en la etapa de depresión, el paciente sufre de un episodio de inseguridad y aislamiento social, además de un cansancio exagerado con un esfuerzo mínimo. También pueden ser acompañados por dolor, alucinaciones leves, cambios en los hábitos alimenticios, mala concentración, irritabilidad y en algunos casos, pensamientos o intentos suicidas.
Afortunadamente, el trastorno bipolar es controlable en un 80%, lo cual nos dice que los pacientes pueden contar con una vida tranquila y normal, sin dejar de lado por supuesto, sus tratamientos, que consisten en combinar un tratamiento farmacológico (que consiste en administrar litio y otros medicamentos antipsicóticos y anticonvulsivos) con un tratamiento de terapia psicológica, en los ámbitos familiar, conductual, educativo y de pareja que duran periodos extensos por la naturaleza recurrente del padecimiento.
Es importante que recuerden que esta enfermedad le puede ocurrir a cualquiera y que debemos ser tolerantes con quienes la llegan a sufrir. Para evitarla, les recomiendo que no se queden en el estresante camino de la rutina diaria que muchas veces es demasiado estresante. De vez en cuando es necesario salir y caminar o tener un rato de esparcimiento que rompa con la sobrecarga de estrés que cargamos día a día. En fin, yo me despido pero les prometo prepararles artículos cada vez más interesantes. No dejen de visitarnos.
Por: Deimon