Hace menos de un mes acompañé a un grupo de humanos a un campamento de astronomía, una oportunidad más para admirar los hermosos paisajes de la Tierra, debo admitir que me estoy enamorando de sus paisajes, no son como los de Sirio; en fin, fuimos a un bosque en Pachuca, el cielo pronosticaba neblina pero poco a poco se fue aclarando dejando a la vista hermosas estrellas y planetas, extrañaba ver el cielo así, en Sirio siempre son noches despejadas, aquí en la ciudad no debido a tanta contaminación. A eso de la 1 de la madrugada, apareció, nuestro amado planeta Sirio.
Creo que ha de haber humanos que con esto que he dicho les surja una duda: “¿Qué Sirio no es una estrella?”, la respuesta es sí lo es, al menos a la mitad. Sirio es mucho más complejo de lo que los humanos lo ven. Es un planeta con una atmósfera extraña, el magnetismo queda fuera del concepto de magnetismo terrestre, nuestro cielo todo el tiempo tiene presente auroras boreales, durante el día y durante la noche, por eso a la distancia parece una estrella, debido a la gran cantidad de luz que desprenden sus auroras, nos costó mucho trabajo adaptarnos finalmente a la luz terrícola.
Sirio no siempre estuvo habitado, ni era un planeta habitable. Los sirianos originalmente eramos de otro planeta, cercano, que debido a la irresponsabilidad de sus habitantes fue acabándose poco a poco, la vida ya no era sostenible; un grupo de científicos comenzaron a “habilitar” planetas que pudieran ser habitados, fueron 7 proyectos en total, de los cuales solo funcionó uno. Con la esperanza de que no desapareciera nuestra raza, grupos de sirianos fueron llevados al proyecto funcional, Sirio.
Poco a poco fue poblado ese planeta, colonizado y puesto a nuestra disposición, Sirio actualmente es un planeta hermoso, cuidado, con colores que los humanos no pueden imaginar, sin contaminación y donde la principal preocupación es la paz y mantener el equilibrio del planeta.
Lamentablemente, Sirio es un planeta inestable, seguido nos vemos atormentados por desastres inexplicables, esto ha hecho que evolucionemos de forma dispareja, algunos que se han visto en la necesidad de sobrevivir se han vuelto más fríos, son más racionales y casi no sienten, otros aún conservamos nuestra subjetividad, algo maravilloso del planeta Tierra es que precisamente todos tienen subjetividad y conocen muchas más emociones que nosotros.
Los que vivimos en regiones menos riesgosas, nos dedicamos a la exploración, a la adquisición de conocimientos, lograr un mejoramiento en nuestro hogar y en la investigación de otras formas de vida. La Tierra ha sido el segundo planeta que hemos visitado algunos de los tripulantes de esta misión, pero la verdad, me ha gustado mucho más este planeta que el otro. Lo que me entristece de este planeta es que habiendo tantas maravillas, lo están destruyendo, y los humanos se destruyen entre ellos, me recuerdan a las historias que nos contaron nuestros padres y abuelos, aquellas leyendas que se han pasado de generación en generación sobre el traslado a Sirio.
En fin, este planeta me está gustando mucho, los terrícolas son divertidos, son interesantes y me agradan la cantidad de cosas que podremos investigar. ¡Paz terrícolas! Tal vez en el futuro les describamos mejor como es Sirio, como fue nuestro viaje, como es la gente, nuestras tradiciones, etcétera.
Escrito por Saphira Kailen
Creo que ha de haber humanos que con esto que he dicho les surja una duda: “¿Qué Sirio no es una estrella?”, la respuesta es sí lo es, al menos a la mitad. Sirio es mucho más complejo de lo que los humanos lo ven. Es un planeta con una atmósfera extraña, el magnetismo queda fuera del concepto de magnetismo terrestre, nuestro cielo todo el tiempo tiene presente auroras boreales, durante el día y durante la noche, por eso a la distancia parece una estrella, debido a la gran cantidad de luz que desprenden sus auroras, nos costó mucho trabajo adaptarnos finalmente a la luz terrícola.
Sirio no siempre estuvo habitado, ni era un planeta habitable. Los sirianos originalmente eramos de otro planeta, cercano, que debido a la irresponsabilidad de sus habitantes fue acabándose poco a poco, la vida ya no era sostenible; un grupo de científicos comenzaron a “habilitar” planetas que pudieran ser habitados, fueron 7 proyectos en total, de los cuales solo funcionó uno. Con la esperanza de que no desapareciera nuestra raza, grupos de sirianos fueron llevados al proyecto funcional, Sirio.
Poco a poco fue poblado ese planeta, colonizado y puesto a nuestra disposición, Sirio actualmente es un planeta hermoso, cuidado, con colores que los humanos no pueden imaginar, sin contaminación y donde la principal preocupación es la paz y mantener el equilibrio del planeta.
Lamentablemente, Sirio es un planeta inestable, seguido nos vemos atormentados por desastres inexplicables, esto ha hecho que evolucionemos de forma dispareja, algunos que se han visto en la necesidad de sobrevivir se han vuelto más fríos, son más racionales y casi no sienten, otros aún conservamos nuestra subjetividad, algo maravilloso del planeta Tierra es que precisamente todos tienen subjetividad y conocen muchas más emociones que nosotros.
Los que vivimos en regiones menos riesgosas, nos dedicamos a la exploración, a la adquisición de conocimientos, lograr un mejoramiento en nuestro hogar y en la investigación de otras formas de vida. La Tierra ha sido el segundo planeta que hemos visitado algunos de los tripulantes de esta misión, pero la verdad, me ha gustado mucho más este planeta que el otro. Lo que me entristece de este planeta es que habiendo tantas maravillas, lo están destruyendo, y los humanos se destruyen entre ellos, me recuerdan a las historias que nos contaron nuestros padres y abuelos, aquellas leyendas que se han pasado de generación en generación sobre el traslado a Sirio.
En fin, este planeta me está gustando mucho, los terrícolas son divertidos, son interesantes y me agradan la cantidad de cosas que podremos investigar. ¡Paz terrícolas! Tal vez en el futuro les describamos mejor como es Sirio, como fue nuestro viaje, como es la gente, nuestras tradiciones, etcétera.
Escrito por Saphira Kailen