Desesperado
Cuando
te hablé no tenía intenciones de volver a sentir, de remover el pasado ni nada
por el estilo. Creí que lo nuestro ambos lo habíamos superado, y que estábamos
conscientes de que, bueno o malo, había sucedido, era parte de nuestras vidas y
parte esencial de nuestra historia.
Pensé
que tal vez, podría ser una buena idea platicar un rato, ver cómo estaba el
otro, saber de ti, nada más. Pero nuevamente utilizaste muy bien tus
habilidades y toda las herramientas que tenías a tu alcance para conducir la conversación
justo a donde tú querías que fuera, y lo conseguiste. Moviste cosas que, yo
pensaba, estaban muertas, y las trajiste de regreso.
Es
difícil tratar de no sentirme utilizado, saber que todo esto lo hagas con el
afán de saber que aún tienes cierto control sobre mí, que puedes manipularme a
tu antojo y conveniencia, porque a pesar de querer tener confianza, marcaste mi
vida y mi manera de pensar y sentir de una forma irreversible. Te llevaste una
parte de mí y ahora ese vacío es algo que sé, no podrá llenar nadie nunca,
porque, después de todo, amores así, solo uno en la vida. Y es triste que
hayamos dejado que se terminara así, que lo cambiaras por algo que, hoy, ya
tampoco significa nada para ti.
Aunque
por otro lado, nada puede asegurarte que de haber tomado el otro camino, tu y
yo aún estaríamos juntos, “viviendo un sueño”, nada puede asegurártelo, nada
excepto, las palabras que te dije en su momento, las acciones con las que te
demostraba día con día lo que sentía.
Sí,
me hiciste pensar y sentir cosas que yo daba por muertas, pero, una parte de mi
me dice que no va a pasar de eso, pensamientos, y por un lado no creo que esté
mal. Después de todo fue tu decisión, y te dije, que iba a respetarla.
S.
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